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domingo, 6 de marzo de 2016

STRADE BIANCHE

LA ÉPICA MEDIEVAL ELIGE A ESPARTACO

Este primer fin de semana de Marzo ha tenido dos eventos destacables. El sábado, Stade Bianche, y el domingo el prólogo de la París-Niza. Trataré lo acontecido en la primera, una carrera jóven - desde 2007- que cada año cobra mayor fama. Nació como categoría 1.1 y desde la temporada pasada es 1.HC. Ha cambiado en tres ocasiones de nombre, no de forma, puesto que esta carrera por la Toscana cada año mantiene la épica y aumenta el interés. No en vano, no son pocos los que reclaman que se convierta en categoría World Tour, ya sea por lo espectacular y "exclusivo" de su recorrido, por el palmarés que tiene -Gilbert, Kwiatkowski, Cancellara- o por el afán con el que la disputan los equipos WT.

Sea como sea, Stade Bianche está obteniendo un prestigio por méritos propios. Ni pavés, ni colinas ardeneras. Pistas propias de MTB para domingueros. Barro si llueve, paisajes para fotografías vistosas, y un final Assassin´s Creed. Son los mejores ciclistas, y los equipos de estos, los que, más allá de no ser una carrera de la máxima categoría mundial, ponen un empeño sinigual en ganarla, en cruzar en primera posición la meta situada entre calles medievales. Pocos puntos para el ranking, mucho prestigio y espectáculo. Cabe el clasicómano, el escalador, el croner, en definitiva, el ciclista de calidad indudable.
La primera prueba de las carreras de primavera, como comentaba Movistar Team en un tweet, esta vez partió de Siena y finalizó en la misma ciudad, como sí es habitual. Se disputó sin inclemencias climatológicas, con nueve tramos del famoso "sterrato"- 53 kilómetros de tierra de un total de 176-, amplia mayoría de ciclista italianos, y una participación de lujo: Valverde, Níbali, Sagan, Van Avermaet, Kwiatkowski, Stybar y Cancellara, que a la postre, iba a ser el protagonista, con el permiso del "peleón" Brambilla.

Precisamente Brambilla, Grivko, Bookwalter, Monfort y Puccio se escaparon del pelotón a 64 km de meta, conformando la que era la segunda fuga del día, antes hubo una más numerosa pero de menor linaje. El italiano del Sky tuvo problemas en su Pinarello durante el Monte Sainte Marie- el tramo de tierra más largo y dónde normalmente se selecciona la carrera- y tenía que abandonar la cabeza de carrera durante los más de 11 kilómetros de ascensión. Sky lanzó por delante a Lars-Petter Nordaugh, mientras Trek y Movistar mandaban en un pelotón de unos 50 ciclistas, el noruego quedó intercalado en tierra de nadie. La fuga nunca contó con más de un minuto de ventaja, y destacaba un Gianluca Brambilla que pegaba portentosos pisotones a los pedales cada vez que pasaba a relevar.

Con BMC, Lotto-Soudal, Etixx y Astana con representación en la fuga, y Movistar y Sky organizándose en el pelotón, la situación de carrera quedaba clara. A otros, como Cancellara, Ulissi o Sagan, sólo les bastaba con permanecer aforados en el trabajo de los habituales trenos de británicos y españoles. Tras el descenso y un tramo asfaltado, en el antepenúltimo sterrato a 24 de meta, Brambilla confirmó las buenas sensaciones que mostraba y soltó de rueda primero a Monfort y Grivko, y antes del penúltimo sterrato, al norteamericano Bookwalter. La velocidad atrás cortó el pelotón en pedazos, y ya sólo una veintena de favoritos optaban a la victoria.

A 19 de meta entró Brambilla como un cohete en el octavo de tierra, el Colle Pinzuto. A pocos segundos el grupo, liderado ahora por los BMC, que desde la temporada pasada lo tienen todo, y lo demuestran. Les falta un esprinter, pero hasta eso parece una ventaja. Se mueven bien. No tengo dudas.

Y entonces atacó Peter Sagan, poniendo el grupo patas arriba. A rueda, Stybar, justo detrás Cancellara. Sin duda fue el movimiento decisivo. Alcanzaron a Brambilla, formando un cuarteto en cabeza. Por detrás, pero con remotas opciones de triunfo, un selecto grupo con diez hombres con Benoot, Van Avermaet, Ulissi, Valverde... a 15", pero con poco qué hacer. El italiano 1,70 - talla S del Etixx se movió por delante again, para sorpresa de propios, extraños, y de medio Twitter. En la cima, volvió a formarse el cuarteto mientras Vakoc y Jungels, promesas del Etixx, vigilaban por detrás. Etixx tremendos: Dos delante, dos detrás. Trentin más tarde.

A 13 km de meta arrancaba el último sterrato, de 1,1 km y una pendiente máxima del 18%, pero Fabian Cancellara lo probó con un ataque en la aproximación, cuando rodaban en el llano asfaltado. Salió pronto a por él Stybar, Sagan, y Brambilla por ese orden. Gastó Espartaco una bala. Tiene munición de sobra en su último año, ya verán. Van Avermaet atacó en el grupo perseguidor a la desesperada, y a 10 km para meta la duda era si la victoria estaba delante, o si los pocos que quedaban detrás les echarían el guante.

Llegando a Siena, y mientras Sagan relevaba más que nadie, al archi-nombrado Brambilla le quedaban fuerzas para atacar, por orden de Stybar y del sentido común, no una, ¡dos veces! Consciente el conjunto Etixx de que llevar a Sagan y a Cancellara de compañeros de escapada es nefasto. La necesaria inmolación de Brambilla duró mucho; pasó con 8" de ventaja por la pancarta del último kilómetro y dejó el alma en la estrecha cuesta que conducía a meta. Cancellara, dos veces ganador de la prueba, y Stybar, vigente ganador, le dieron caza a 250 metros de la línea, con Sagan descartado. A sólo 100 metros y en una curva de noventa grados a izquierdas en la que hay que tocar el freno, Cancellara la tomó en primera posición y por la zona buena. Eso bastó para impulsarle hasta la meta, alzando los brazos y sacando tres dedos, tres victorias. Stybar pasó cabizbajo en segunda posición y Brambilla a pocos segundos.

Fabian Cancellara, único vencedor en esta prueba con más de 30 años, ha logrado aquí su tercer triunfo en Strade Bianche, hito que le ha servido para poder presumir de tener, a partir de ahora, un tramo de sterrato con su nombre, en su último año como profesional, haciendo si cabe más grande su leyenda y a la vez, dando prestigio a esta carrera de tintes épicos y de ciclismo a la antigua. Que así sea.